ABONANDO EL TERRENO

Cosechar frutos es un placer que se disfruta más cuando es el resultado de un proceso donde nuestro esfuerzo es recompensado por la constancia y disciplina de acompañar la siembra de una semilla, cultivar su crecimiento y proteger su desarrollo para finalmente obtener un resultado.

No siempre lo que disfrutamos es producto de nuestro trabajo; quizás obtenemos recompensas por gracia o indebidamente por esfuerzo ajeno. En cada caso, el sabor de esos frutos es distinto.

Ningún fruto tiene más gusto que el que hemos acompañado de la mano de nuestro trabajo.

Cuando una obra nace de tu ingenio y su diseño se edifica con tu obrar diario, va impregnada de tu esencia, ante lo cual debemos cuidar cada detalle impreso que reflejará tu calidad.

Nuestros sueños pueden parecerse a los sueños de otros, pero el tuyo es único. Aun para quienes quieren hacer uso de tus ideas, tu creación, tu visión, nunca cosecharán el mismo fruto, porque no has sido tú quien lo cultivaste; tendrá un gusto escaso de sabor.

Un sueño logrado es una suma de pequeños y grandes esfuerzos a diario.

Una semilla no es un fruto y no hay fruto que antes no fuese semilla.

En el día a día abrazamos nuestros sueños, pero no lo abraces tanto hasta que ese sueño lo sobrepase y llegue a quedarse dormido.

Cuando tenemos un sueño, necesitamos despertar para abonarlo.

La creatividad y el ingenio son una semilla que un soñador obtiene sin costo alguno, pero que envuelve su mayor valor.

¡Sigue soñando con la mirada en el cielo y los pies en la tierra!

¡Abona el terreno donde has sembrado esperanzado tus sueños!

Recuerda que abonar es dar, multiplicar y enriquecer a lo que ya tiene valor. 

¿Está usted siendo abono para sí? ¿Para los suyos? ¿Y para los demás?

Sandino Velázquez 

Comentarios

Entradas populares de este blog

LAS METAS NO CAMINAN HACIA TI

BIENVENIDAS LAS PLAGAS