Hojas parecidas de árboles distintos/ Lo común , Lo Normal y lo Bueno.

Normalmente nos acostumbramos a lo bueno, aunque lo bueno normalmente no es costumbre y lo normal por costumbre no es bueno...y así de tan enredado se nos presentan situaciones rutinarias que en reiteradas oportunidades no logramos diferenciar con facilidad.

Lo común, lo normal y lo bueno, son como 3 hojas parecidas pero que pertenecen a árboles distintos, su apariencia no siempre es lo que creemos, aunque deberían pertenecer a una misma familia botánica, la bondad.

Resulta más fácil aprender a distinguir entre el perejil y el cilantro que aunque no los recuerden cada tanto siempre se nos olvida, que determinar día a día que es común, normal o bueno.

Llamamos común a lo que es costumbre, ordinario o frecuente que se haga, se diga o se piense, lo que parece inalterable por su habitualidad, tan cotidiano que parece escapar del juicio valorativo individual o social, tan recurrente que casi nadie tiende a objetarlo y lo podríamos confundir con lo normal.

Lo normal es lo que consideramos como apropiado, por ser repetitivamente aceptado, aquello que no causa sobresalto ni extrañeza, no levanta generalmente alerta al raciocinio por parecer común y que podría disfrazarse de lo bueno.

Quizás lo bueno sea lo más sencillo de definir y más difícil de cumplir, porque comprende todo aquello que por su utilidad sea oportuno,conveniente adecuado y provechoso.

Es más fácil construir conceptos y dar consejos de vida, que vivir bien la vida con claridad en sus conceptos, porque no hay soluciones matemáticas para los sentimientos que imprimimos como seres vivos a todo aquello sobre lo que pensamos, decimos y hacemos al enfrentarnos a los retos que segundo a segundo se nos presentan en el exclusivo don humano del discernimiento, la libertad para decidir.

La ignorancia entre lo común, lo normal y lo bueno,nos hace dar un injusto tratamiento a estas 3 semillas que podemos decidir sembrar, haciéndonos ciegos de los frutos que se obtendrán y desvalorizando el don humano mas grande que amerita decidir entre lo bueno y lo malo. 

En nuestro aparente decidir por lo que es común o normal, podríamos por costumbre o normalidad sacrificar lo bueno.

La maldad se viste de inofensiva cuando es común o normal, pero nunca será buena porque no es justa.

El discernimiento entre lo bueno y lo malo es un culto a la inteligencia superior del ser humano, un aplauso a las causas justas y un multiplicador reactivo de cadenas de bondad.

La inconsciencia del sembrador en no saber distinguir entre lo común, lo normal y lo bueno, en sus pensamientos y acciones, con que vive y sueña durante su vida, lo hacen imprudente para la justicia, torpe para la equidad e inexperto para aconsejar con sabiduría. Si cosecha no será por Fé, será por suerte!

Haga por costumbre decidir lo bueno, aunque no le parezca normal. Quizás nunca sea el terreno más fácil de abonar abonar porque siempre se conseguirá la flojera mental de quien decide por el mal, pero no olvide que el fruto bueno es justamente de sabor más dulce.

Sandino Velázquez 

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