ARANDO EL TERRENO DEL LIDERAZGO / EL EQUIPO MÁS EFICIENTE
A mano limpia se puede preparar el terreno y llevar una semilla a convertirse en fruto, pero de esa forma es un camino muy difícil, hay vías más expresas si sabiamente incluimos las herramientas necesarias y correctas.
Cuando conocemos el potencial y el propósito del terreno en el que deseamos cultivar, ya tendremos la mitad del trabajo realizado, el resto será manos a la obra, pero tan importante es pensar lo que se quiere cómo la forma de hacerlo.
Una idea es creación perfecta cuando diseñamos el plan de siembra, materializarlo es saber que dejará de ser perfecto para convertirse en excelente, si contamos con las herramientas precisas para dar forma viva a nuestra idea.
Cuando nuestras ideas son tan grandes que superan la capacidad de obrar de nuestras manos necesitamos herramientas eficientes, un equipo ideal, que nos permita transformar ese sueño en metas reales y medibles.
Toda herramienta tiene una función, pero no toda herramienta es siempre es útil. Para cualquier herramienta, su aporte se valorará si es capaz de ejecutar la tarea para la que fue diseñada, si puede ser probada la calidad de sus trabajos y si su trabajo permite un avance sistemático y oportuno de las demás herramientas.
El líder sembrador ve un propósito en un terreno infértil, descubre grandeza en los pequeños detalles, abona fortalezas a sus semillas y ejecuta el plan de acción con las herramientas adecuadas. Para el líder la semilla y el fruto ya son lo mismo.
La mejor herramienta no es la más costosa ni la más compleja, es la que mejor hace la tarea asignada, queda en mano del planificador cotejar y emplear su uso según sus potencialidades.
Todas las herramientas son buenas, para algo más no para todo ni al mismo tiempo, desconocer el manual de diseño nos hará probarlas en terrenos que menoscabaran su valor, parecerá inútil y defectuosa tanto ella como quien la emplea, sin percatarse que su valor y esfuerzo está siendo usada de la forma equivocada dejando en mal a quien la emplea.
Quien conoce su terreno y desarrolla la habilidad de conocer otros terrenos, descubrirá herramientas para abrir efectivamente su campo o para ser una herramienta valiosa en el campo de los demás.
Conociendo adecuadamente el terreno y las herramientas ya el sabor de los frutos comienza a llegar del cerebro a tu boca sin aun haber sembrado la primera semilla, de ahí en adelante todo se trata de la voluntad.
Existen terrenos que desconocen su propósito, herramientas que no han descubierto su potencial y la ausencia de visión o peor aún de un plan de acción, esto los convierte en errantes infructíferos.
Un buen líder transmite su creatividad, ejemplifica, obrando con sus manos para que no queden dudas de la calidad de lo que desea, instruye armónicamente con su voz de mando de forma sencilla, clara y suficiente la visión en cada tarea, supervisa paso a paso la ejecución de la idea, corrige respetuosa y oportunamente las labores, educa en la finalidad de la tarea para el propósito común del plan de acción, reconoce la ejecución eficiente del equipo y estimula el desempeño de cada herramienta invitándola siempre a mejorar.
El buen líder también descarta a las herramientas que carecen de valor y no suman al propósito, cuando son diseñadas para algo y no funcionan por incentivo propio o sus especificaciones, entonces se descubre que esas no son herramientas verdaderas. Saber cuándo desincorporar una herramienta inútil es tan importante como el diseño inicial del plan de acción. La falla constante de una herramienta afectará el desempeño de las demás herramientas.
Terreno y herramientas necesitan descanso, desconocerlo es creer que trabajar en todo momento es mayor rendimiento, por ver mayor cantidad de frutos al inicio no asegura un crecimiento estable y sostenible del cultivo, esto solo aumentará el riesgo de quedar sin herramientas y agotar el campo de forma inminente.
El terreno siempre será fértil si cuidamos el equilibrio de la producción saludable, de igual manera las herramientas deberán ser renovadas a su tiempo, pero no todas a la vez, sino no existirán manos a la obra y el caos entre manos sin procedimientos se harán cargo. Una herramienta se puede perfeccionar para labores mayores, para ello, debemos leer nuevamente su manual y observar si su desempeño es acordé a su nueva función, de resto tendremos tractores intentando cosechar que no dejarán semilla útil, fruto vivo y destruirán el potencial del terreno.
Sembrador jefe, nadie cumplirá tus órdenes después de que tus ojos se aparten del cultivo, pretendiendo ejecutar grandes sueños solo con tus manos, lo único que conseguirás será que cuando termines de limpiar tu terreno para sembrar ya la maleza haya cubierto nuevamente tus botas.
El Sembrador líder no nace con el plan de acción debajo del brazo, pero se esfuerza en conocer la visión y descubrir el propósito del terreno, observa cualidades de las semillas y sobretodo construye un equipo de trabajo eficiente con las herramientas adecuadas.
Hay una semilla de Liderazgo dentro de ti, cultívala y procura a que el potencial de los tuyos florezca.
Sandino Velázquez
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