VAINAS VACÍAS

Millones de veces hemos escuchado frases de pacifistas que en realidad que esconden comportamientos pasivo agresivos cuando nos enfrentamos a una presunta situación conflictiva, así como esas célebres afirmaciones de: "a mí no me gustan los problemas", “con los problemas de lejitos " o sutilmente "a mal tiempo buena cara", cuando en realidad sus emisores gritan por dentro "abran fuego que amo el conflicto”. Bienvenidos al caos, de verdad. Los problemas nunca dejarán de hacer acto de presencia en nuestras vidas, así como tampoco dejarán de existir quienes ante cualquier diminuto fuego desean echarle gasolina para ver todo arder. Su intención de hostilidad no siempre es abierta, manifiesta, sino que se esconde en la suavidad de sus palabras, mientras en los hechos sueltan cañonazos envueltos con lazos de regalo. 

Podríamos llamarlos piromaniacos emocionales. Los hay de varios tipos, los que se esconden detrás de los hombros de los anarquistas para susurrarles todo un plan de caos defensivo, los que hostigan a escondidas para ver qué pescan en rio revuelto y los que actúan en modo batería antiaérea, que le disparan a todo presunto problema, ya sea un misil o una mosca.

Los problemas no nos preguntan si pueden tocar la puerta y entrar, algunos con disimulo se asoman a la ventana y otros tumban la pared, entran sin siquiera detenerse a ver si había un timbre. Ahora, ¿qué sucedería si el problema no es tal? Sino un modus vivendi que hemos desarrollado en nuestra mentalidad. ¿Acaso no hemos visto a dos personas discutiendo cuando ambas comparten la misma opinión? ¿Personas que llenas de alegría hasta llorar de felicidad son capaces de insultarse, según de "buena manera"? Así como aquellas que ganan la lotería y ya están conflictuadas con el que hacer con tanto dinero. Esa forma de vivir hace que estás personas con este tipo de comportamientos lleguen al cielo y no les guste, queriendo en su afán del conflicto cambiarle el color y hasta el nombre.

¿Es usted, acaso, una de esas personas?; ¿Un piromaniacos emocional? Relájese, hay solución, diga adiós al caos permanente. Quien busca problemas con certeza ha de encontrarlos y quien procura soluciones nunca tendrá problemas. Si bien es cierto que los problemas están en todos lados, no todo es un problema, todo dependerá del enfoque del que usted haga uso para asumir la realidad diaria. Los problemas son una percepción de un evento interno o externo con el cual usted no está de acuerdo, agradado o conforme. Siendo así los problemas los percibimos por nuestros sentidos y los creamos en nuestra mente y, es justo allí donde puede nacer el verdadero problema, en la forma en que estamos almacenando o no la realidad, así como el tratamiento que le estamos dando. 

Si nuestros sentidos están programados para funcionar a medias y no escuchar razonamientos, justificaciones, posturas diferentes a las nuestras y no podemos ver más allá de la inmediatez del conflicto, difícilmente encontraremos algo productivo y beneficioso de la situación controvertida. Si mis sentidos están bloqueados y no me permito en lo absoluto dar cabida a otras ideas nuevas más que las antiguas percepciones, juzgaré de forma fallida todo a mi alrededor conforme a mis viejas creencias. Si mi mente está auto programada para olfatear el problema, la creatividad de mis ideas se enfocará en concebir de la nada solo problemas.

Los pensamientos catastróficos abruman nuestro entendimiento y nos convierten en seres irracionales, enraízan la falta de inteligencia emocional y cognitiva, no porque no contemos con las condiciones orgánicas adecuadas y necesarias, sino porque nos inutilizamos para hacer el uso adecuado de nuestras capacidades mentales, pasando a transformar nuestro estilo de vida en un modo caótico, creador de conflictos para subsistir.
La inteligencia emocional es la gran solución. Si aprendemos a escuchar con atención nos daremos cuenta que lo que el otro dice es distinto a lo que nosotros pensamos que el otro dijo o pensamos que diría. Si aprendemos a observar podremos distinguir aquello que vemos y que es realmente distinto a lo que pensamos ver. Requerimos aprender a desarrollar y afinar nuestros sentidos para permitirnos ser receptivos a diversas ideas frente a un mismo asunto controvertido. 

Pararnos en la acera del frente nos permite ver qué nuestra casa requiere algunos mantenimientos, comer en un restaurante distinto nos permite cambiar el rango de degustación, escuchar con detenimiento todos los sonidos que se pueden generar en un mismo instante nos puede atormentar o quizás permitirnos escuchar más allá de nuestra propia voz y a eso se le llama cambio de perspectiva, en ocasiones debemos alejarnos y salir de nuestra realidad, convertirnos en observadores externos para descubrir lo que desde adentro no hemos llegado a valorar por estar cegados a causa de los problemas.

Ay de aquel sembrador que no escucha ni ve por sus propios ojos, vivirá atormentado por los problemas ajenos, tendrá el terreno seco y lleno de espinas su corazón.

Apártese de los problemas, construya una nueva forma de vivir, atrévase a ser un pacificador ante los torbellinos y no habrá nada ni nadie que destruya su paz, aunque otros tengan la razón de sus problemas, esa no tiene por qué ser su propia razón. Hay problemas verdaderos y otros que solo están en sus pensamientos, he ahí la gran diferencia.

Sandino Velázquez 

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